Bosque luminoso

Por segunda vez decidimos ir a visitar las luciernagas de Nanacamilpa. Esta vez ya teníamos una idea más clara de lo que teníuamos que esperar y de qué necesitabamos para que nuestras fotografías salieran un poco mejor. Hicimos las maletas lo mejor que pudimos y salimos a medio día de la Ciudad de México. Como sabíamosque tendríamosun poco de tiempo libre hicimos una escala que llevabamos algunos meses intentando conocer. Saliendo de Texcoco, muy cerca de los Baños de Nezahualcoiyotl se cuentra la hacienda del Molino de Flores.

La hacienda se mantiene en pie aferrada a sus años de grandeza, con construcciones sin techos y otras que ya no se distinguen claramente que fueron. La hacienda ahora es parte de un Parque Nacional y se conserva de puro milagro. Lo más curioso cuando llegamos fue entrar a la hacienda por el museo de animales disecados, los cuales parecieran pedir a gritos que los dejaran morir en paz.

 

Una vez fuera del museo nos dedicamos a caminar por lo que quedaba de la antigua hacienda. Nuestro cerebro daba vueltas intentando saber que era cada construcción y como es que habitaron ese lugar durante tantos años. Algunos recuerdos quedan en los muros ahora llenos de grafitti (porcierto muy mal pintados). Caminar por toda la hacienda nos llevo un par de horas y como nuestro objetivo era llegar a Nanacamilpa a ver las luciernagas nos subimos a nuestra confiable camioneta y seguimos con nuestro camino.

 

Llegamos a Nanacamilpa poco antes de que dieran las 7 de la noche y se cerrara la carretera. Pero nos dio tiempo de llegar hasta Piedra Él nos llevó a algunos puntos para poder tener mejores fotografías; y si esta vez regresamos con algunas más que el año anterior se lo debemos todo a él. Ya entendimos que el mejor momento para tomar fotografías de luciernadas es durante la primer hora, y es necesario llegar con tiempo para caminar por el lugar y decidir que es lo que quieres.

Terminando las fotografías regresamos a cenar algo y despues fuimos a refugiernos a nuestra casa de campaña. Para nuestra suerte volvimos a pasar frío durante la noche y no fue hasta la mañana siguiente que prometimos comprar sleepingbags que sirvan mejor (seguramente se nos volverá a olvidar).

A la mañana siguiente empacamos todas nuestras cosas y emprendimos nuestro camino de regreso a nuestra casa, o ¿no?…

 

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