Casa en Punta

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El autobús que tomamos para salir de Puerto Ángel parecía un microbús de la Ciudad de México repintado que en cada bache del camino tiraba una docena de tornillos flojos. Lo bueno de este vejestorio es que ninguna ventana cerraba bien y corría una refrescante brisa. Al llegar cerca de nuestro destino nos bajamos en la carretera y decidimos caminar hasta el que pensamos sería nuestro hotel.

Para nuestra suerte el hotel que teníamos en mente aún tenía una habitación, aunque era un poco caro el lugar y la alberca valían la pena. El lugar se llama Frutas y Verduras y creo qué hay tres cosas que nos gustaron del lugar; la primera su alberca, la segunda su restaurante y la tercera todos los lugares que había cerca. Para nuestra desgracia Punta Zicatela no tiene una playa de olas tranquilas sino todo lo contrario. El lugar es conocido por sus buenas olas y ambiente de surf.

Pasamos dos noches entre la alberca y las caminadas en la playa. También aprovechamos para conocer Puerto Escondido que tiene unas playas más tranquilas. Claro que como regla entre más tranquila la playa más gente hay.

Nuestro segundo día lo aprovechamos para conocer la Laguna de Manialtepec. Pasaron por nosotros después de la comida al hotel y nos llevaron hasta la orilla de la laguna donde esperamos casi una hora a que llegara la persona que manejaría la lancha y dos chavas que también harían el tour. Por culpa de ellas no llegamos al atardecer y corriendo pudimos estar en la liberación de las últimas dos tortugas del día. Por suerte eso no evitó que el día fuera perfecto para ver la bioluminiscencia en el lago. Por suerte la luna aún no salía y la temperatura era ideal para entrar a nadar.

Después de nadar por un buen rato nos volvimos a subir a la lancha para regresar a la orilla de la laguna donde pasarían por nosotros para regresar al hotel. Ese regreso fue mucho más rápido y pudimos dormir de lo más tranquilo.

Nuestro último día lo reservamos para ir a conocer Casa Wabi. El lugar tiene horarios de visita pero nosotros no lo sabíamos por lo que llegamos sin avisar y fuera de los horarios específicos. Tuvimos suerte y aunque nuestro tour no contó con toda la información pues la que nos enseñó la casa era nueva ahí, la visita fue increíble. Casa Wabi es tres cosas a la vez, la primera es la casa de playa del artista mexicano Bosco Sodi. También es el lugar donde varios artistas pasan temporadas largas trabajando en proyectos. Pero la función más importante de Casa Wabi es que es el frente de una fundación que busca acercar el arte a los niños de esa zona de la costa.

Después del hermoso tour tocó regresar caminando hasta la carretera, fue un largo trayecto y lleno de sol y polvo. Al llegar a la carretera tuvimos que esperar cerca de una hora a una van que nos llevará de regreso a Puerto Escondido. Por suerte cuando llegamos aún había autobuses que nos llevaran esa tarde/noche hasta Huatulco. Dormimos en el hotel más raro del viaje y al siguiente día tomamos nuestro vuelo de vuelta a la Ciudad de México, a donde llegamos con uno de los días más fríos de todo el invierno.

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