Fuego en el Cielo

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Por alguna razón siempre nos enteramos de las cosas una semana antes de que sucedan. Esta vez tocó el festival Cantoya Fest en Pátzcuaro y como siempre, con poco tiempo para planear decidimos ir. Nuestra mala planeación rindió frutos desde el principio ya que hicimos casi el doble de tiempo en llegar por una vuelta hasta la hermosa ciudad de Toluca. Por suerte en el camino hubo suficientes paradas por café y eso nos dio energías para llegar.

 

 

Llegando tuvimos yo creo que uno de los peores contratiempos de  todo el viaje, parecía no haber estacionacientos en todo el lugar. Recorrimos varias calles y nada, hasta que por fin una esquina no muy legal nos sirvio para dejar la camioneta y seguir a pie. Y como este viaje parecía más ser de café que de globos de cantoya pasamos por otro a un lugar llamado Santo Milagro.

 

 

El primer lugar que conocimos fue el Antiguo Colegio Jesuita que ahora es el Centro Cultural. Ahí dentro, junto con unos cuadros muy representativos del pasado Purépecha que aun resuena por sus calles y en sus tradiciones. Junto con estos cuadros nos encontramos la exposición de varios globos de cantoya; casi todos hermosos, menos el que tenía a Bob Esponja; era impresionante, el tamaño, los colores y el trabajo pero usar una caricatura como base de todo me pareció un poco desabrido. Durante el resto de ese día y el siguiente vimos algunos de esos globos volar.

 

Paseamos un poco y nos dedicamos a descansar pues el camino había agotado nuestras energías. Pero lo mejor de este viaje fue la las 8 de la noche cuando comenzó la representación de Uárukua (pelota purépecha) en una de las calles. Todos nos colocamos a las orillas, sin saber que realmente estabamos en la linea de fuego de una pelota en llamas que más de una vez voló por los aires.

 

 

El juego es emocionante pues aunque nunca entendí muy bien los equipos todos parecían muy contentos, aún cuando algunas veces eran golpeados por la maléfica bola de fuego. Cuando se acabó el partido y decidieron dejar a los observadores jugar decidimos irnos. Si los profesionales no podian mantener la pelota dentro de la cancha los que no tenían idea del juego seguro nos quemarían la cara.

Pasamos la noche en Morelia, pues también queríamos pasar a saludar a Daniel (que ha sido nuestro guía en unos muy buenos viajes). Tomamos una cerveza, compartimos un mezcal y caimos más que dormidos.

El domingo nos despertamos un poco cansados pero con muchas ganas de desayunar algo rico. Esta vez si buscamos un estacionamiento formal para evitar dar vueltas por horas en Patzcuaro. Desayunamos un café y unos tamales y comenzamos a recorrer las iglesias que nos habían faltado. Pero antes de eso hicimos una parada técnica en el antiguo Cine. Ahí, en la parte alta puedes, en compañía de un guía conocer los murales de la parte alta y los aparatos de reproducción de mediados del siglo pasado. Con esos aparatos iluminados por bombillas de carbón se llegó a proyectar “El bueno, el malo y el feo”.

El resto del día lo pasamos recorriendo igleasis y lugares curiosos que pudimos encontrar. Entre ellos el primero fue El Sagrario, que es un templo que tiene una vista chistosa. Llegas por una calle yt la entrada no es de frente como en la mayoría de las iglesias, la entrada principal es por un lado. El interior es uno de los lugares más hermosos de Patzcuaro, se siente inmenso. Después pasamos al Templo de la compañía que impresiona con sus pisos de madera y sentimiento de casa que provoca. Para terminar nuestro día de iglesias pasamos a Nuestra Señora de la Salud del otro lado de la ciudad. desde ahí decidimos que lo mejor era emprender nuestro viaje de regreso mientras seguíamos viendo globos de cantoya volar por los cielos.

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