Si te despiertas un día en la Ciudad de México lo último que se te ocurre sería que estarías caminando dentro de los límites de la ciudad conociendo bosques y cascadas. Poco antes de nuestro viaje a Oaxaca pasamos dos días con la familia en la Ciudad de México y para cambiar un poco la rutina de siempre el primer día libre decidimos aventurarnos a conocer Los Dinamos junto con nuestro guía por México, mi papá. Emprendimos nuestro camino desde la delegación Benito Juárez con un rumbo sin mucha claridad, teníamos la idea de llegar a la delegación Magdalena Contreras y probablemente encontrar algunos anuncios. Después de 5 minutos nos entró la gran duda y encendimos Google Maps para guiarnos a nuestro destino, por suerte esta vez funcionó casi a la perfección. Donde marcaba el lugar resultó ser el comienzo del camino. Desde ahí una carretera muy pequeña, apenas dos carriles comienza a subir el costado de una cañada.
Entre todas las curvas comenzamos a ver hermosos árboles, no como esos que malviven en los camellones del resto de la ciudad. Estos crecen bastante saludables en lugares que no te puedes imaginar. Tuvimos que hacer más de 15 paradas durante el camino para hacer escalas fotográficas. Para desordenar un poco el asunto primero pasamos por el Dinamo 1 y terminamos en el 4. Ahí es donde nos bajamos a caminar un poco por el río. Entre piedras y graffitis vimos una de las cascadas y pudimos obtener algunas bonitas fotos en las que estos no aparecían (sin Photoshop porque nos da flojera usarlo). Dicen que el recorrido desde el Dinamo 4 hasta el 1 es aproximadamente media hora, pero a nosotros nos esperaban en casa y sólo recorrimos la parte más alta.
El segundo día de excursiones por la Ciudad de México tuvimos un acompañante más, mi mamá. Con ella decidimos recorrer la parte norte de la ciudad, o por lo menos lo que antes era el norte. Comenzamos por una visita que me sorprendió ser el único que la había realizado, fuimos al Kiosco Morisco ubicado en Santa María la Ribera. El parque es un lugar muy tranquilo y está lejos de la mayoría de los atractivos turísticos, principalmente las personas que viven cerca son las que lo visitan y eso es un gran alivio. A uno de sus costados está el Museo de Goeología de la UNAM el cual estaba cerrado.
Desde ahí caminamos hasta la Biblioteca Vasconcelos, uno de los proyectos más grandes del sexenio de Vicente Fox. Para nuestra mala suerte también estaba cerrada. Entonces caminamos sin muchas esperanzas con dirección al Museo Universitario del Chopo, el cual también estaba cerrado. Justo cuando parecía que este no era nuestro día llegamos al Monumento a la Revolución. Nos pudimos tomar un café antes de entrar para recuperar nuestras energías. Una vez dentro compramos el pase sencillo que sólo nos daría acceso al primer mirador pero aún así es increíble la vista. El elevador cubierto de vidrio es un espectáculo por si mismo, pero la primer cúpula también lo es. Al final de tu recorrido puedes decidir tomar un café en el mirador o en la parte más baja del recorrido. Regresamos a la casa entre cuestionamientos de mis abuelos por llegar tarde a comer.
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