Pueblo Fantasma

Real de Catorce es un viaje que siempre ha estado en nuestra mente pero cada vez que planeamos un viaje nunca podemos hacer que coincida con la ruta planeada. Esta vez todo giró en toro a pasar unos días en Real de Catorce por lo que salimos de Querétaro a media mañana para tomar rumbo y poder llegar antes del anochecer. La carretera fue pesada pues es principalmente una larga larga larguísima autopista recta hasta llegar a Matehuala. De ahí nos desviamos hasta llegar a un camino empedrado de 24 kilómetros para llegar. Para nuestra suerte los paisajes son muy bonitos también en todo ese trayecto y antes de que nos diéramos cuenta ya estábamos en la entrada del túnel de Ogarrio que recorre más de dos kilómetros para entrar a Real de Catorce. Manejar por el túnel es como desconectarse de la realidad del mundo para entrar a un terreno en el que el tiempo se mueve lentamente y el espacio es infinito.

Real de Catorce

Llegando del otro lado lo primero que buscamos fue un café para calentar el cuerpo y estirar las piernas después de tanto manejar. Pasamos por un café a RealBucks Café, que tiene un logo parecido al de Starbucks pero un mejor café y un ambiente muy suyo. Después hicimos el ritual de los viajeros que no planearon lo suficiente y recorrimos muchos muchos hoteles en busca de uno de nuestro agrado. Terminamos pasando la noche en el Hotel Real de los Álamos que es un lugar bastante económico con una terraza desde la cual se logra ver una parte de la iglesia.

Real de Catorce - Iglesia Noche

Al día siguiente nos despertamos con ganas de caminar y aprovechar que no había sol pero si muchísimo viento. Nos dirigimos a las minas abandonadas del monte con algunas indicaciones un poco vagas y siguiendo el camino marcado por los caballos. Llegar a las antiguas minas es cansado pero caminar te ayuda a relajarte más de lo que te puedes imaginar y el cansancio no se siente sino hasta que vuelves.

Real de Catorce - Mina Abandonada

De regreso al pueblo decidimos comer algo y aventurarnos de nuevo al desierto pero esta vez en compañía alguien y con caballos como medio de transporte. Nuestro guía fue Wicho que nos llevó hasta Cerro Quemado que es una de las montañas sagradas de los Huicholes y el punto de sus peregrinajes desde la costa de Nayarit. El camino a caballp nos llevó por la Mina de San Agustin y por el lugar donde se almacenada el mercurio que se usaba para la separación de los metales. Pero poco a poco dejamos de ver construcciones y el desierto se fue apoderando de toda nuestra vista. Llegando a la falta del cerro dejamos los caballos amarrados y continuamos a pie donde Wicho nos explicó la cosmovisión de los Huicholes y nos ayudó a entender un poco por que es para ellos un lugar sagrado.

Real de Catorce - El Quemado

El regreso se sintió rapidísimo y llegando el cansancio nos estaba ganando pero guardamos nuestras energías para llegar hasta la antigua iglesia de Real de Catorce y el panteón. Para nuestra mala suerte ya se encontraban cerrados y regresamos a nuestro hotel a descansar y nos quedamos dormidos.

El último día en la mañana aprovechamos para pasar a conocer ambas iglesias (la vieja y la nueva) y la Casa de Moneda que ahora es la casa de la Cultura. Dentro de ella está toda la historia del pueblo junto con fotografías principalmente de principios del siglo pasado. Recorrimos un poco todo caminando y tomamos camino hacia el túnel, para viajar de nuevo en el tiempo a donde todo se mueve a una velocidad más rápida.

Real de Catorce - Iglesia Vieja

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