El Espiritu de las Gallinas

Como me dijeron que los vencejos (aves que habitan en el Sótano) se despertaban despuntando el alba me levanté con una alarma a las 5 de la mañana. Claro que me volví a dormir porque realmente, ¿a quién se le ocurre poner la alarma tan temprano? Media hora después escuché  alguien pasar cerca de mi casa de campaña, y esa fue la clave de que era hora de empacar bien y caminar los metros faltantes para llegar a la entrada del Sótano. Ya todo metido en mi mochila gigante me dirigí a la entrada donde me encontré con que la persona que había pasado era uno de los guías o cuidadores. Pasé más de una hora platicando con él y viendo como llegaba el resto de la gente hasta que comenzaron a salir los vencejos. El espectáculo es muy diferente a la llegada del día anterior pero igual de impresionante. Definitivamente lo más recomendable es ir a los dos espectáculos, la entrada y la salida; claro que una muy buena opción para no madrugar demasiado es acampar ahí.

Sotano de las Golondrins

Ya bajando del estacionamiento del Sótano de las Golondrinas apareció un letrero que anunciaba las Grutas de Matetzulel y debido a que aún era muy temprano para mi cita en Tamul con Miguel mi guía decidí tomar una pequeña desviación para conocer pues sólo eran 3 kilómetros. Llegando al pueblo uno tiene que entrar a la tiendita donde se puede comprar agua, pues hay que subir 890 escalones, 300 más que para salir del Sótano de las Golondrinas. Los guías se juntan en la plaza para esperar a los turistas que llegan. La primera cueva es la del Espíritu Santo que es una cueva con entrada y salida, parte del recorrido se hace sobre un camino de madera para no lastimar las formaciones rocosas. Después está la Cueva del Sol que es una cueva a la que llegas bajando unas escaleras de madera y que tiene una apertura en la parte superior, se siente como estar en Jurassic Park y el recorrido es impresionante para la vista. Aquí no hay muchas formaciones rocosas pero se genera un microcosmos ahí que es lo que llama mucho la atención.

Grutas Mantenzulel-2

De regreso a Tamul el camino parecía más corto y llegué ahí poco antes de las 2, Miguel ya me estaba esperando pues no había mucha gente. Subimos solo él y yo remando contra corriente. Hubo un momento en el que él se tuvo que bajar para jalar la panga (lanchita de madera larga) mientras yo empujaba lejos de las piedras. Realmente la remada es pesada cuando son pocos, probablemente entre varios sea más relajante y tranquilo y se pueda disfrutar los tonos azules de las aguas y los pájaros que vuelan alrededor. Llegamos lo más cerca de la cascada que se puede y me bajé en una pequeñas islita de piedra a tomar una foto de la gran cascada alimentada por el Río Gallinas. Poco tiempo después llegaron muchas personas más, dentro de ellos un grupo de personas mayores (no en su totalidad) con las que me tomé muchas fotos, todos tenían la actitud más alegre que he visto. Regresando por el río ya sin la necesidad de remar mucho llegamos hasta un nacimiento de agua que alimenta el río. El nacimiento está en una gran cueva donde se puede nadar en agua templada y relajarse un rato. Pero el tiempo vuela y uno termina bajando el río y llegando al estacionamiento donde conocí a Miguel. Por suerte me presentó a alguien ahí que me hice una increíble comida pues no había comido casi nada en todo el día y me comenzaba a doler la cabeza.

Tamul

Esa tarde regresé a la Aldea, pues lo que quería era un lugar conocido, donde hubiera una cena buena y regaderas con agua caliente para darme un baño. El viaje empezaba a pasar factura y los más de mil kilómetros manejando no solo cuestan en gasolina sino en energía también.

Leave a Reply