Saliendo de Zacatlán tomamos camino rumbo a Cuetzalan usando Google Maps como guía para llevarnos por el camino más rápido, aunque no necesariamente el más seguro. El camino fue hermoso con vistas increíbles hasta que llegamos a Tetela de Ocampo. Fue entonces que tomamos el libramiento que se encontraba como un campo minado y te llevaba por unas pequeñas calles hasta llegar a la parte más alta de la ciudad desde donde se ve todo. Cruzando al siguiente valle es cuando comienza a sentirse realmente diferente la carretera. Pareciera que nadie la circula y que al gobierno se le olvidó que existía. La gente que vivía de este lado de la montaña se veía que estaba menos comunicada, las casas ya no estaban todas pintadas, no encontramos invernaderos ni la riqueza económica que se veía desde el otro lado. Pero en cambio el camino era más bonito a la vista, menos campos de cultivo, menos pueblos en el camino y solo tres taxis en un trayecto de más de hora y media.
Una vez que nos unimos a la carretera que entra a Cuetzalan y comenzamos a bajar nos metimos en una gran nube que pareció acompañarnos casi el resto de nuestro viaje. Logramos encontrar un hotel en las afueras de Cuetzalan llamado Reserva Azul. Realmente nos sorprendió el hotel pues realmente era una plataforma con un techo y una gran gran casa de campaña ya instalada. En el interior tenía muebles y un cama matrimonial. En nuestra casa de campaña con mucho podemos estar incados, y esta te permitía hasta saltar en ella. Dejamos todas nuestras cosas y bajamos al centro pues ya estaba oscureciendo y aún no habíamos comido nada.
La neblina no nos dejaba en paz y pudimos ver la Parroquia de San Francisco de Asís con un tono un poco blanco. Como nuestros estómagos se estaban volviendo nuestra prioridad entramos al Café La Época de Oro que se encuentra justo al frente y tiene una entrada un tanto discreta con unas escaleras. Ya con los estómagos llenos decidimos caminar un poco y volver temprano al hotel para poder descansar.
Después de una noche de descanso amanecimos para encontrarnos todo un termo de café fuera de nuestra casa de campaña para empezar el día con bastante energía. La neblina parecía que nos daría un descanso y decidimos aprovecharlo al máximo junto con los buenos consejos que nos dieron en el hotel.
Con indicaciones de la dueña del hotel nos dirigimos rumbo a la cascada del Salto por unas veredas que salían desde el estacionamiento. El camino estaba un poco enlodado pero nos tomó media hora llegar y nos encontramos muy pocas personas en el camino. La cascada era justo como nos la habían planteado, una mezcla de colores desde azul intenso hasta un amarillo verdoso en las orillas. Desde el Salto se podía caminar por unas veredas para llegar a las Brisas, que era una cascada mucho más alta y con más personas pues tenía un camino de cemento para llegar a ella.
Después de pasar una muy buena mañana ahí decidimos intentar exprimir nuestra suerte y llegar al pueblo aún con sol, pero en el camino bajó la neblina y vimos la Parroquia en las mismas condiciones que el día anterior. Fue interesante ver a los Voladores bajar entre la neblina, pues siempre nos habían tocado verlos en otras partes con muy buenos días. También nos tocaron niños voladores que resultó una de las cosas más curiosas del lugar pues siempre nos habíamos preguntado cómo es que los Voladores aprenden a volar.
Antes de regresar al hotel por nuestro carro pasamos a comer a Tales de Mileto, un lugar muy bonito que tenía una mezcla de comida mexicana que sabía bastante bien per al igual que La Época de Oro le hacía falta un poco de sabor. Llegamos al hotel donde ya teníamos todo preparado para salir y tomamos el camino más largo y más seguro rumbo al río Filobobos sin saber muy bien a donde llegaríamos ni que esperar. Sigue la aventura en la siguiente entrada “Río de perros” sobre el viaje de fin de año que hicimos.
4 Responses
Francisco Guerra
Que bonitos lugares, cuando es el mejor tiempo para ir a Cuetazlán? Un abrazo y unbeso, igualmente a Nei
Francisco Guerra
Negro me dejaste picado ya vi el hotel en el internet es mi proximo viaje con tu mamá.pero agarraremos otra carretera, un abrazo fuerte
Neire Bastida Colín
Qué padrisimo 🙂
juanjo
Buenas días es para mi un placer aprovechar este comentario para agradecer la labor que llevaís acabo en este estupendo blog, porque de forma periodica paso por aquí para estar al día sobre dieta y otros temas relacionados. Saludos os sigo leyendo!